La comedia es un drama sobre la persona humana, sobre una generación “sin corazón”, sobre su mundo en desorden, sobre un mundo moral en desorden. Es un drama sobre los desarraigados – sobre los seres que han perdido, unos y otros sus raíces morales, sobre la vida colectiva y la vida individual que se ha separado del suelo esencial de la vida humana del amor – piedad y del corazón.
El poeta vuelve a plantar esas raíces arrancadas: unas están secas y muertas, ya nada puede salvarlas; las otras, aunque estén incultas y abandonadas, todavía pueden vivir. Todo está aquí. El viejo mundo debe perecer porque perdió con abusos y los placeres su corazón, porque la clase que poseía el mando ya no podía mandar, pues había perdido su prestigio moral.

Hay que amar y en este sentido comedia no es una visión, es un veredicto lógico y determinado.
La no divina comedia es una protesta contra la ilusión fatal del siglo que piensa que puede regenerar a la humanidad sin comenzar por la regeneración del hombre, que puede establecer leyes sin haber antes fortificado en el individuo la conciencia de sus deberes.